Afganistán. Muerte de civiles. Fot Reuters |
KANDAHAR, Afganistán (Reuters) -
La muerte de 16 civiles a manos de un soldado estadounidense en el sur de
Afganistán desató protestas para un retiro de las fuerzas de Estados Unidos del
país, mientras Washington trata de negociar una presencia a largo plazo para
evitar un nuevo caos en la violenta nación.
Pocos días antes del ataque del
domingo, Kabul y Washington habían hecho avances importantes en las
negociaciones en el Acuerdo de Alianza Estratégica que permitiría a los
asesores y las fuerzas especiales estadounidenses quedarse en el país después
que las tropas extranjeras se vayan en 2014.
Pero asegurar la entrada en
vigencia completa del pacto podría ser mucho mas difícil después de los
tiroteos en pueblos de la provincia de Kandahar, bastión de los talibanes.
"Esto podría retrasar la
firma del Acuerdo de Alianza Estratégica", dijo a Reuters el lunes un
importante funcionario afgano.
El ataque del domingo contra los
civiles, el último golpe a las relaciones públicas estadounidenses en
Afganistán, podría ser un momento decisivo para Estados Unidos en una costosa e
impopular guerra que ya lleva 11 años.
El Parlamento afgano condenó la
matanza y dijo que los habitantes del país ya no tienen paciencia con las
acciones de las fuerzas extranjeras y su falta de control.
La furia popular por la matanza,
que llevó a demandas de que Estados Unidos abandone el país antes de lo
previsto, podría ser aprovechada por los talibanes para reclutar gente a su
fuerza.
"Nos beneficiamos muy poco
con la presencia de las fuerzas extranjeras pero lo perdimos todo por ellos.
Nuestras vidas, dignidad y nuestro país", dijo Haji Najiq, un comerciante
de Kandahar. "La explicación o la disculpa no traerá de vuelta a los
muertos. Es mejor que ellos se vayan y nos dejen vivir en paz".
La irritación continua contra
Estados Unidos ha crecido desde la quema de ejemplares del Corán en una base de
la OTAN el mes pasado, algo que fue aprovechado por muchos afganos para
insistir en que era el momento de que los estadounidenses y sus aliados se
marcharan.
"Los estadounidenses dijeron
que se iban a ir en el 2014. Deberían irse ahora para que podamos vivir en
paz", dijo Mohammad Fahim, un estudiante universitario de 19 años.
"Aunque los talibanes
regresen al poder, nuestros ancianos pueden resolver las cosas con ellos. Los
estadounidenses son irrespetuosos", añadió.
CAMBIO DE POSTURA
La muerte de los civiles el
domingo, en su mayoría mujeres y niños, también podría forzar al presidente Hamid
Karzai a endurecer su posición en las conversaciones con Washington para calmar
a un público que ya es muy crítico de la actuación de su Gobierno.
El acuerdo, que Washington y
Kabul llevan negociando durante más de un año, será el marco para la implicación
estadounidense en Afganistán tras la marcha de las tropas de combate
extranjeras a finales de 2014.
La violencia en Kandahar llega
días después de que Estados Unidos y Afganistán firmaran un acuerdo sobre la
transferencia gradual de un importante centro de detención gestionado por
Washington a las autoridades afganas, superando uno de los principales escollos
en las conversaciones.
"Los estadounidenses no
están aquí para ayudarnos, están aquí para matarnos", dijo Najibullah, un
pintor de casas de Kabul de 33 años.
"Odio a los estadounidenses
y odio a todos los que los aman, por eso espero que no haya un pacto a largo
plazo entre nuestros países", agregó.
Afganistán quiere un plazo límite
para hacerse cargo de los centros de detención, mientras que Washington y la
OTAN quieren como precondición para sellar el pacto que se ponga fin a las
redadas nocturnas en hogares afganos.
Las muertes de civiles son una de
las principales fuentes de tensión entre Kabul y Washington.
Autoridades estadounidenses advirtieron
el lunes de posibles represalias tras el asesinato "canalla" de
residentes a manos de uno soldados estadounidense que debilita el frágil
dominio de Occidente en la guerra.
Washington se ha apresurado a
distanciarse del tiroteo para salvaguardar el esfuerzo de sus 90.000 soldados
pero enfrenta crecientes críticas por su manera de llevar adelante la guerra.
George Little, portavoz del
Pentágono, dijo que la táctica de la OTAN seguirá siendo la misma que antes de
los ataques.
"La realidad es que nuestra
estrategia fundamental no cambiará. Recientemente hubo una serie de incidentes
perturbadores, pero nadie debería pensar que nos estamos alejando de nuestra
sociedad con el pueblo afgano, nuestra sociedad con las Fuerzas de Seguridad
Nacional afganas y nuestro compromiso de seguir con el esfuerzo de la
guerra", indicó a periodistas.
"MASACRE NOCTURNA"
Kandahar es la cuna de los
talibanes, derrocados por fuerzas afganas apoyadas por Estados Unidos a finales
de 2001. Las provincias del norte y este del país han visto algunos de los
combates más encarnizados de la guerra.
La embajada de Estados Unidos
anunció a través de Twitter que impuso restricciones a los movimientos de su
personal en el sur.
El incidente del domingo en
Kandahar fue uno de los peores, con los testigos describiendo los sucesos como
una "masacre nocturna" donde murieron nueve niños y tres mujeres.
Residentes en tres casas fueron atacados y muchos civiles resultaron heridos,
dijo un portavoz de la OTAN.
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