Por
Isabel Sánchez (AFP)
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Enrique Paña Nieto saluda al pueblo con señal de victoria |
MÉXICO — El candidato a la
presidencia de México del opositor PRI, Enrique Peña Nieto, es el virtual
ganador de las elecciones del domingo, devolviendo así a su partido al poder
tras 12 años en la oposición, con el desafío de enfrentar la violencia del
narcotráfico y altos índices de pobreza.
"El reto más importante
es reconstituir las condiciones de paz social en las zonas más afectadas por la
violencia en México", estimó Javier Oliva, investigador experto en
seguridad de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
El país vive una ola de
violencia que ha dejado más de 50.000 muertos desde que el gobierno del
presidente Felipe Calderón lanzó en diciembre de 2006 una ofensiva contra los
cárteles de la droga con el ejército.
El otro gran problema que
deberá de abordar el nuevo gobierno es la pobreza, y Nicolás Lazo, experto de
la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso) opinó que Peña Nieto
"debe profundizar" las políticas para erradicar ese mal que afecta a
la mitad de los 112 millones de mexicanos, según cifras oficiales.
El candidato del Partido
Revolucionario Institucional (PRI) proclamó su victoria y la de su partido, que
gobernó el país durante 71 años, luego de que el Instituto Federal Electoral
(IFE) anunció que obtuvo entre "37,93% y 38,55%" de los votos, según
un conteo preliminar de una muestra realizada en 7.500 de las más de 143.000
mesas electorales del país.
La autoridad electoral informó
que le sigue el izquierdista Andrés Manuel López Obrador con entre 30,9% a
31,86% de los votos, y la oficialista Josefina Vázquez, del Partido Acción
Nacional (PAN), con entre 25,1% y 26,03%.
Sin embargo, López Obrador
anunció que esperará el resultado definitivo para pronunciarse sobre la
elección. "Todavía no está dicha la última palabra (...) Hay información
que nosotros tenemos que indica otra cosa", dijo en un discurso a sus
seguidores.
"Asumo el mandato que los
mexicanos me han otorgado", dijo por su parte Peña Nieto en sus primeras
palabras y anunció que no habrá "ni pacto, ni tregua" con el crimen
organizado, aunque sí un cambio de estrategia, en un discurso ante sus
seguidores que le gritaban "¡presidente!" en la sede de su partido.
Peña Nieto también se
comprometió a buscar "una economía que genere empleos y distribuya mejor
la riqueza para combatir la pobreza y desigualdad que aún agobia a millones de
mexicanos".
En unas elecciones en las que
un triunfo del PRI era anticipado por todas las encuestas, 79,5 millones de
mexicanos estaban llamados a elegir, en comicios sin segunda vuelta, al
sustituto -por periodo de seis años- del presidente Felipe Calderón y las dos
cámaras del Congreso.
"Quiero felicitarle
sinceramente (...) Mi gobierno tiene la absoluta disposición de colaborar con
su equipo, a fin de garantizar que el cambio de administración se dará de
manera ordenada, transparente y eficaz", dijo Calderón, en cadena nacional
de radio y televisión.
También admitió la derrota del
PAN la candidata Vázquez, quien afirmó que "el nuevo gobierno tendrá la
oportunidad pero sobre todo tendrá la gran responsabilidad de actuar y de
cumplir sus promesas".
En la capital, la izquierda,
que la gobierna desde 1997, conservará la alcaldía al lograr su candidato, el
ex fiscal local Miguel Ángel Mancera, cerca de 60% de los votos.
Impulsado por la aceitada
maquinaria del PRI, Peña Nieto, abogado de 45 años con porte de galán de
telenovela y casado con la popular actriz Angélica Rivera, prometió un
"gobierno eficaz" que genere seguridad y empleos.
"Voté esperando que se me
respete el voto. Espero que acabe la violencia para vivir y trabajar
tranquilo", dijo a AFP Luis Sevilla, de 26 años, quien vende saltamontes
asados en un mercado del centro de la capital.
Segunda economía de América
Latina, México vio crecer en 15 millones su población de pobres desde 2000,
bajo gobiernos del PAN, lo que pesó, según analistas, en el electorado. Tachado
de autoritarismo y corrupción, el PRI gobernó de 1929 a 2000 con un régimen
paternalista que acabó con las luchas de caudillos y dio estabilidad política
al país tras la Revolución de 1910.
Además de la presidencia, el
PRI buscó en estas elecciones recuperar la mayoría en las dos cámaras del
Congreso (500 diputados y 128 senadores), y sumar más gobernaciones -de seis en
disputa este domingo- a las 20 que ya tiene de 31 estados del país.
Helicópteros y policías
vigilaron la populosa Ciudad de México. Militares patrullaron los estados más
violentos como Tamaulipas (noreste), Veracruz (este), Nuevo León (norte) y
Guerrero (oeste), donde operan poderosos cárteles como Los Zetas y el de
Sinaloa, que disputan a sangre y fuego las rutas de la droga.
Masacres, decapitaciones y
balaceras son pan de cada día desde que Calderón, al llegar al poder en 2006
lanzó una guerra frontal contra los cárteles, que deja más de 50.000 muertos.
"La seguridad es lo más
importante, fue lo que determinó mi voto", dijo a AFP Gabriel González,
maestro de 49 años, en Monterrey, capital de Nuevo Léon, cerca de un cuartel
policial cerrado tras ser atacado a tiros a inicios de año.
Concientes de que la seguridad
y el narcotráfico es un problema que supera las fronteras mexicanas, cientos de
residentes en Estados Unidos viajaron en caravana dese California (suroeste de
EEUU) hasta la ciudad fronteriza de Tijuana (noroeste) para votar.
Entre denuncias de compras de
votos, sobre todo dirigidas contra el PRI, estos comicios son los más
controlados de la historia de México con un modernizado sistema de cómputo y
700 observadores internacionales. "Se reportaron incidentes pero que no alteran
el resultado" de los comicios, afirmó el presidente del IFE.
López Obrador evocó durante la
campaña la posibilidad de un fraude, aunque firmó un pacto con los candidatos
de respetar los resultados. El movimiento universitario YoSoy132, que acusa a
medios como el gigante Televisa de promover a Peña, desplegó grupos que
grababan el desarrollo de la votación.
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