Presidenciales francesas
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Nicolas Sarkozy saluda a sus seguidores tras conocer su victoria en las elecciones presidenciales.
El político conservador, que gana a su adversaria Ségolène Royal en una jornada de participación masiva, promete 'cambio' y 'devolver el orgullo a los franceses'
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Sara Acosta / PARÍS (07-05-2007)
Una nueva era se abrió el domingo en Francia. El conservador Nicolas Sarkozy, de 52 años, será el próximo presidente del país galo tras un largo mandato de 12 años de su predecesor, Jacques Chirac, marcando el relevo generacional de una política que ha estado marcada por la gerontocracia. Como auguraban todos los sondeos, Sarkozy se impuso por el 53,29% de los votos a la socialista Ségolène Royal, quien obtuvo el 46,71%, con el 70% de los votos escrutados a las 22.00 horas del domingo. Los franceses volvieron a entregarse al debate político y votaron de forma masiva, con una participación del 85,48%. El suspense que planeaba sobre los votos del tercer hombre, François Bayrou, se saldó con el 40% de sus votos para Sarkozy y el 38% para Royal. Además, el nuevo presidente contó con el 63% de los votos del candidato de la extrema derecha, Jean-Marie Le Pen.
Poco después de las 20.00, cuando se conoció la victoria de Sarkozy, las calles de París quedaron inundadas de fieles que festejaban la histórica victoria del político conservador. La plaza de la Concordia fue el lugar elegido por la UMP, partido de Sarkozy, para prolongar la fiesta toda la noche. El nuevo presidente de la República compareció poco después en el teatro Gaveau, repleto de seguidores, que le ovacionaron durante largos minutos al grito de 'Nicolas, Nicolas'. Sarkozy, visiblemente emocionado, entonó un discurso marcado por el patriotismo, 'amo Francia' fue su primera reacción. El sucesor de Chirac prometió 'devolver a los franceses el orgullo de sentirse franceses', con una política de ruptura respecto al sistema hasta ahora vigente, y dirigida a 'todos los franceses', en una alusión velada a los temores de quienes ven en él el comienzo de la división del país.
Su visión de Francia es la del 'respeto, la autoridad, el mérito', como ha reiterado a lo largo de toda la campaña, y devolverá al país galo el 'valor del trabajo', con una política de 'cambio' que pondrá en marcha 'porque el país lo necesita'. Reiteró el respeto que le inspira su adversaria Ségolène Royal y llamó a todos aquellos electores que no han votado por él a 'unirse a mí para que Francia se ponga en movimiento'. El maratón de líderes políticos que desfilaron por los platós de los debates televisivos evocaron sin cese, con independencia de su color político, la situación social y política de bloqueo que vive Francia, ahogada por la deuda pública, el elevado índice de paro y un crecimiento económico que arrastra un raquítico 2%. Con Sarkozy Francia elige un cambio de corte liberal, con una menor presencia del Estado y mayor flexibilidad laboral.
Al contrario del tono general de la campaña, centrada en su propio destino, sorprendió el tiempo que Sarkozy consagró en su discurso a la política internacional. En su primera alocución como presidente habló primero de Europa, se dijo 'sinceramente europeo'; marcándose como objetivo que 'Francia vuelva a Europa', en referencia al bloqueo que vive la Unión Europea desde el 'no' galo al tratado constitucional, en 2005. El nuevo presidente, más atlantista que su predecesor, Jacques Chirac, aseguró a EE UU 'su amistad, que yo entiendo como la aceptación de que los amigos puedan pensar de forma diferente' e instó de manera inequívoca al Gobierno de Bush a 'no bloquear' la lucha contra el calentamiento climático, porque en ella 'reside el futuro de todo el planeta' y será el 'primer combate de Francia'.
El Partido Socialista sale más tocado que nunca del resultado del domingo. De hecho, en su discurso, y aunque sonriente, Ségolène Royal evocó como primera medida la urgente renovación de la izquierda, que sale perdedora por tercera vez consecutiva en las elecciones presidenciales, con el socialista Lionel Jospin ante Jacques Chirac, en 1995, también en 2002, cuando el candidato de extrema derecha se coló en la segunda vuelta ante Jacques Chirac, y en 2007 ante Nicolas Sarkozy.
Dominique Strauss-Khan, antiguo ministro de Economía y a quien muchos en su partido quisieron alzar como candidato a la presidencia en esta cita electoral, reconoció abatido el 'inmenso fracaso', y se dirigió a los franceses 'que han apoyado a la izquierda' para reconocer que su partido 'nunca ha estado tan débil' por la ausencia de renovación, pendiente 'desde hace cinco años'.
El todopoderoso presidente de la República
Nicolas Sarkozy asumirá su papel de nuevo jefe de Estado antes de la medianoche del 16 de mayo, cuando el todavía inquilino del Palacio del Elíseo y enemigo político de 'Sarko', Jacques Chirac, finalizará un mandato de 12 años. Se abrirá entonces la caja del todopoderoso papel que en Francia desempeña el presidente de la República. En su capacidad de disponer de 'ámbitos reservados', esto es, la defensa y la diplomacia, el presidente galo puede aparecer como responsable de política exterior, dejando los asuntos internos al primer ministro. No obstante, la Constitución le otorga el poder de elegir a su primer ministro, y bajo consejo de éste, al resto de miembros del Ejecutivo. Preside el Consejo de Ministros y decide poner fin a las funciones de su primer ministro y de los titulares de las diversas carteras ministeriales. Puede disolver la Asamblea Nacional (Parlamento), promulga las leyes, firma decretos, tiene la iniciativa de revisar la Constitución. Además, para garantizar la estabilidad del país durante su mandato, el presidente tiene inmunidad penal. El paso de un mandato presidencial de siete años a cinco años, instaurado por Chirac, pretende reducir el riesgo de cohabitación.
Los intereses españoles en el país vecino
• Medio millar de empresas. La economía francesa observa con atenta admiración -y no sin cierta preocupación- el dinamismo económico español y la fulgurante ascensión de las inversiones españolas en el país vecino. España es el tercer cliente de Francia, que a su vez asume el papel de primer proveedor. España tiene registradas 500 empresas en el vecino galo, una cifra que espera actualización, ya que entre 2004 y 2007 las inversiones españolas en Francia representaron el 75% del total de la inversión de este país en volumen de dinero.
• Primacía francesa. Pese a los notables avances inversores, la presencia española todavía queda lejos de las 1.500 empresas galas en España. La petrolera Total, la tabacalera Altadis, ahora franco-española o la alimentaria Danone o la ferroviaria Alstom son sólo algunos ejemplos del sólido tejido empresarial francés en España.
• Auge de la construcción. Los últimos tres años han sido una explosión de inversiones españolas en este sector que han cruzado los Pirineos, la mayoría en forma de adquisición de empresas galas. El sector inmobiliario ha realizado compras casi simultáneas, con Metrovacesa, Colonial, Realia, Fadesa y ahora Sacyr Vallermoso (en plena lucha por Eiffage). La aérea Vueling ha instalado su centro de operaciones en París, y, en el sector energético, Iberdrola, Gas Natural y Endesa encabezan las inversiones en energías renovables del país galo.
• Saldo comercial deficitario. Sin embargo, el intercambio comercial de mercancías mantiene la preponderancia gala frente a las empresas españolas. Las importaciones de bienes y servicios realizadas por sociedades españolas superan sistemáticamente a sus ventas al país vecino, con un saldo comercial desfavorable para España que oscila entre los 1.000 y los 4.000 millones de euros anuales. El año pasado, las exportaciones a Francia alcanzaron los 31.754 millones de euros, mientras las importaciones sumaron 33.163. La tasa de cobertura de las exportaciones frente a Francia es del 95%, cifra, en todo caso, más positiva que el 66% respecto al conjunto del mundo. Volver a http://www.bersoa.blogspot.com/
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