Por: Bernardo Socha Acosta.
No queda duda del alto valor social y económico de los diálogos civilizados.
Todos los escépticos del proceso de dialogar para dirimir conflictos, no pueden dudar ahora de su eficacia. Lo que acaba de ocurrir debe ser una gran lección.
Desde los más importantes personajes de los países latinoamericanos, hasta los más rodeados de pergaminos en el mundo, pueden haber evaluado los resultados del encuentro del grupo de Río, en Santo Domingo, para analizar la gravedad de las diferencias que surgieron de la invasión que las tropas de Colombia hicieron en territorio ecuatoriano y que finalizó con la muerte de Raúl Reyes, dirigente de las FARC.
Cuando todo parecía sumirse en un caos y, varios gobiernos de Suramérica habían comenzado a romper relaciones diplomáticas y comerciales con Colombia, hubo el milagro que nadie creía, por los temperamentos de varios jefes de Estado que fijaron inicialmente posiciones antagónicas y radicales.
Nadie puede negar que las cosas iban de mal en peor, con acusaciones mutuas y amenazas, mientras factores externos interesados en poner a pelear a los gobiernos de América del Sur disfrutaban el banquete, por estarse cumpliendo sus objetivos.
Las intervenciones de varios presidentes, comenzando con el anfitrión Leonel Fernández, motivaron el acercamiento que hizo llorar de alegría a millones de ciudadanos de los países que se encontraban en grave riesgo de guerra.-
No queda duda del alto valor social y económico de los diálogos civilizados.
Todos los escépticos del proceso de dialogar para dirimir conflictos, no pueden dudar ahora de su eficacia. Lo que acaba de ocurrir debe ser una gran lección.
Desde los más importantes personajes de los países latinoamericanos, hasta los más rodeados de pergaminos en el mundo, pueden haber evaluado los resultados del encuentro del grupo de Río, en Santo Domingo, para analizar la gravedad de las diferencias que surgieron de la invasión que las tropas de Colombia hicieron en territorio ecuatoriano y que finalizó con la muerte de Raúl Reyes, dirigente de las FARC.
Cuando todo parecía sumirse en un caos y, varios gobiernos de Suramérica habían comenzado a romper relaciones diplomáticas y comerciales con Colombia, hubo el milagro que nadie creía, por los temperamentos de varios jefes de Estado que fijaron inicialmente posiciones antagónicas y radicales.
Nadie puede negar que las cosas iban de mal en peor, con acusaciones mutuas y amenazas, mientras factores externos interesados en poner a pelear a los gobiernos de América del Sur disfrutaban el banquete, por estarse cumpliendo sus objetivos.
Las intervenciones de varios presidentes, comenzando con el anfitrión Leonel Fernández, motivaron el acercamiento que hizo llorar de alegría a millones de ciudadanos de los países que se encontraban en grave riesgo de guerra.-
En ese momento eran millones de seres humanos que seguian por televisión, el desenvolvimiento del encuentro que inicialmente parecía avivar el conflicto. Repentinamente y gracias a una serie de intervenciones muy equilibradas de los presidentes, lograron desmontar el diablillo que degustaba del diferendo.
En resumen, el encuentro y los diálogos, llevaron a solucionar en un día, lo que se hubiese extendido en confrontación de muchos años, con pérdidas económicas y quien no duda de pérdidas humanas, pobreza y hambre. Gracias al Creador. Regresar a Inicio
En resumen, el encuentro y los diálogos, llevaron a solucionar en un día, lo que se hubiese extendido en confrontación de muchos años, con pérdidas económicas y quien no duda de pérdidas humanas, pobreza y hambre. Gracias al Creador. Regresar a Inicio
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