◦Durante el primer día del año la Iglesia católica celebra la Jornada Mundial de la Paz
El Papa Benedicto XVI en su mensaje de Año Nuevo |
CIUDAD DEL VATICANO (01/ENE/2011).- El Papa Benedicto XVI urgió hoy a la comunidad internacional a sostener un empeño concreto y constante para la construcción de la paz en el mundo, una tarea difícil –dijo- en la cual "las palabras no bastan".
Durante el sermón de una misa por el inicio del año que presidió en la Basílica de San Pedro del Vaticano, el pontífice advirtió que para el logro de la armonía social es necesario que cada persona sea animada por un auténtico espíritu de paz.
"La humanidad no puede mostrarse resignada a la fuerza negativa del egoísmo y de la violencia, no debe acostumbrarse a conflictos que provocan víctimas y ponen en riesgo el futuro de los pueblos", dijo.
"Ante las amenazantes tensiones del momento, las discriminaciones, los abusos y las intolerancias religiosas, que hoy golpean en modo particular a los cristianos, una vez más dirijo una calurosa invitación a no ceder al desconcierto y a la resignación", insistió.
Por ello exhortó a todos a rezar para que lleguen a buen término los esfuerzos impulsados desde diversas partes para promover y construir la paz en el mundo.
El obispo de Roma recordó que es una tradición consolidada que el primer día del año la Iglesia católica celebre la Jornada Mundial de la Paz.
Aseguró además que los cristianos rezan para que Dios bendiga el año nuevo, porque es el único capaz de cambiar el alma humana pese a los trágicos eventos que marcan la historia y frente a las lógicas de guerra que no han sido aún superadas.
Durante la celebración eucarística, que el Papa presidió junto a algunos de sus colaboradores más cercanos, participaron más de cuatro mil personas entre las cuales destacó un grupo de embajadores acreditados en El Vaticano y otras autoridades.
Ante ellos el líder católico explicó que la libertad religiosa es un elemento imprescindible del Estado de derecho y que, por lo tanto, no se puede negar sin afectar al mismo tiempo a todos los derechos y las libertades fundamentales.
Reconoció que la paz es un valor humano que se debe realizar en el plano social y político, pero sostuvo que hunde sus raíces en el misterio de Cristo.
"El mundo tiene necesidad de Dios. Tiene necesidad de valores éticos y espirituales, universales y compartidos, y la religión puede ofrecer una contribución preciosa en su búsqueda, para la construcción de un orden social e internacional justo y pacífico", ponderó.
"Hoy queremos recoger el grito de tantos hombres, mujeres, niños y ancianos víctimas de la guerra, que es el rostro más horrendo y violento de la historia. Nosotros hoy rezamos para que la paz pueda llegar a todas partes", afirmó.