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DISCURSO. Fogh Rasmussen (Foto: REUTERS ) |
BRUSELAS.— Pese al escepticismo de muchas partes, el secretario general
de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), Anders Fogh
Rasmussen, asegura que la alianza transatlántica no se quedará “por
siempre” en Afganistán y que terminará de entregar las tareas de
seguridad a las autoridades afganas hasta finales de 2014.
“Vemos claras señales de progreso”, dijo Rasmussen en entrevista. “La
situación general de seguridad ha mejorado, los talibanes están bajo
presión en todos lados”, asegura.
Cifras extraoficiales recogidas por la web iCasualties indican que 463
efectivos de las tropas internacionales murieron en Afganistán en los
primeros nueve meses de este año.
El año pasado, el más sangriento desde el comienzo de las operaciones
internacionales en el país asiático, murieron, en comparación, 547
soldados. Hace pocos días, la insurgencia bombardeó también la embajada
estadounidense y la sede de la OTAN en la fuertemente custodiada Zona
Verde de Kabul. Seis personas murieron y 12 resultaron heridas. Pese a
ello, Rasmussen califica lo ocurrido como un ataque poco exitoso
destinado a llamar la atención mediática.
El optimismo general de la OTAN contrasta, sin embargo, con la opinión
pública. Un reciente sondeo del think tank German Marshall Fund señala,
por ejemplo, que 66% de los encuestados en Europa y Estados Unidos
quieren que se reduzca el número de tropas en Afganistán o que éstas se
retiren por completo. Se trata de la primera vez en que una mayoría de
estadounidenses apoya esa posición, largamente favorecida al otro lado
del Atlántico. Además, sólo 41% de los estadounidenses se muestran
optimistas respecto a las posibilidades de que Afganistán se estabilice,
un 10% menos que el año pasado.
En Europa, la cifra es del 28%, aunque representa una ligera mejoría
respecto al 23% registrado en 2010. Rasmussen reconoce que los
resultados de la encuesta reflejan una “especie de impaciencia”. “Todos
queremos ver progresos en el terreno, porque obviamente no es nuestra
intención quedarnos por siempre en Afganistán”.
La coalición liderada por la OTAN tienen 130 mil efectivos desplegados
en el país asiático, la mayoría de ellos de EU. Los planes actuales
prevén una reducción de 40 mil hasta finales de 2012.
En julio, el ejército y la policía afganos asumieron la responsabilidad
de seguridad en siete áreas. El plan es ahora que se hagan cargo de todo
el país hasta finales de 2014. “Este mes o el próximo mes espero una
decisión para transferir la responsabilidad a un número adicional de
provincias”, de manera que las fuerzas armadas afganas estén a cargo del
50% de la población, dice Rasmussen. “Creo que es realista completar el
proceso hasta finales de 2014 y hemos delineado una hoja de ruta”,
agrega.
Sin embargo, muchos observadores creen que incluso con una transferencia
de responsabilidades íntegra será necesario un número indeterminado de
tropas extranjeras para brindar apoyo. El enviado especial de la Unión
Europea para Afganistán, Vygaudas Usackas, dijo en enero que el país
asiático necesitará apoyo “durante los próximos 30 años, más que en los
próximos 30 meses”.
Rasmussen no excluye “la posibilidad” de que siga habiendo una misión de
instrucción después de 2014. Algunos analistas sugirieron que, tras la
misión internacional en Libia, se imponga una división de tareas en la
OTAN: mientras los aliados europeos se centrarían en su región vecina,
EU asumiría operaciones más lejanas.
“Tiene sentido que, en una alianza, aliados individuales o grupos de
aliados se centren en operaciones específicas”, admite Rasmussen.
Pero rechaza la idea de que la OTAN se convierta sólo en una “coalición
de voluntarios”, con base en cada caso puntual. Citando el ejemplo de
Alemania, Rasmussen señala que aunque Berlín no participó en las
operaciones militares en Libia, tampoco bloqueó las decisiones de la
OTAN y envió pilotos a Afganistán para liberar las capacidades de la
alianza.