En seis meses, 100.000 andinos han llegado a España para evitar el visado que hoy entra en vigor
Ángel Sastre
En la gráfica una boliviana toma uno del los últimos aviones para España
Buenos Aires- Los últimos días han sido una odisea para miles de bolivianos desesperados que han intentado por cualquier medio llegar a la rica Europa antes de hoy, día en que entra en vigor el visado que impedirá la entrada ilegal de ciudadanos del país andino.
Ángel Sastre
En la gráfica una boliviana toma uno del los últimos aviones para España
Buenos Aires- Los últimos días han sido una odisea para miles de bolivianos desesperados que han intentado por cualquier medio llegar a la rica Europa antes de hoy, día en que entra en vigor el visado que impedirá la entrada ilegal de ciudadanos del país andino.
Paquetes turísticos, cruceros de lujo, todo es válido para alcanzar el dorado sueño. Un billete sólo de ida para escapar de la falta de trabajo y posibilidades en un país en el que dos tercios de los habitantes viven con menos de dos dólares al día. En el camino, estafas, incidentes violentos en aeropuertos y agencias de viajes, huelgas de hambre y familias con niños durmiendo durante días en el suelo de las terminales.
Vendieron viviendas, pidieron dinero a familiares y pagaron hasta 3.000 dólares por un billete, una cantidad desorbitada para el salario medio de los bolivianos, que se estima en 80 dólares mensuales.
Los aeropuertos de Santa Cruz de la Sierra y Cochabamba se transformaron en gigantescos campamentos, con piquetes de huelga de hambre, mientras el sueño de emigrar a España se volvía una pesadilla. En medio de imágenes dramáticas, tres ejecutivos de la línea aérea de bandera boliviana fueron recluidos el jueves en la cárcel de Palmasola, acusados de estafa agravada por la sobreventa de pasajes, al tiempo que la empresa prometía devolver el valor de los pasajes.
«He pagado once mil dólares por los billetes de mis cuatro hijas, mi esposo y yo. Ese dinero lo conseguimos a duras penas. Ésta era la última oportunidad de viajar a España para juntarnos con mi otra hija que está allá desde hace años», comenta Delia, de 48 años, después de estar cuatro días sin comer y durmiendo en el suelo de la terminal aérea.
Finalmente, ayer, la Superintendencia de Transportes suspendió las operaciones del Lloyd Aéreo Boliviano (LAB), así como la venta de pasajes para su servicio de transporte nacional e internacional, hasta que la empresa demuestre solvencia operativa y económica.
El último vuelo directo entre Bolivia y España llegó a las seis de la tarde de ayer operado por las compañías Aerosur y Air Comet.
El último vuelo directo entre Bolivia y España llegó a las seis de la tarde de ayer operado por las compañías Aerosur y Air Comet.
De entre tantas historias dramáticas destaca la de los 80 viajeros que «ante la falta de pasajes aéreos» apostaron por llegar a Europa a bordo del crucero «Sinfonía», para lo que pagaron 1.800 dólares. Los bolivianos pararon en Tenerife, Cádiz y Valencia y se encontraron con el mismo muro policial. «Hace tres años que no veo a mi marido. Tenía que conseguir entrar antes del 1 de abril porque después será muy difícil tramitar un visado y, como a otros, una agencia les ofreció el barco», explicó a la prensa Carmen Arias, una de las pasajeras.
Los bolivianos continuaron entonces su odisea hacia el puerto italiano de Génova, donde encontraron una frontera tan blindada como la española y ayer casi todos fueron repatriados a Bolivia. A su vuelta al país andino, anunciaron que interpondrán una demanda contra el Gobierno español por discriminación.
Según diversos cálculos, en las últimas semanas ha llegado a España a través del aeropuerto de Barajas una media diaria de 1.500 bolivianos procedentes directamente de su país. Medio millón abandonó el país desde 2004 debido a «resabios de la política neoliberal» de anteriores administraciones que empujaron a la gente a buscar trabajo en otras naciones, dijo el portavoz presidencial, Alex Contreras. Sólo en los últimos seis meses, y ante la amenaza de la entrada en vigor del visado, la cifra se eleva hasta los 100.000.
En España había 8.000 bolivianos en 2004 y ahora se calculan entre 200.000 y 300.000, de los cuales apenas 60.000 tienen los papeles en regla.
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